dijous, 12 de juny del 2014

Recuerdos de la Nau Gran

Alfonso Garrigós

Corrían los albores del año 2003. Sonó el teléfono y una voz desconocida preguntó por mí. Si, soy yo, respondí. Se presentó. No lo conocía. Sin embargo era un compañero del Colegio de Titulares Mercantiles. A igual que yo se dedicaba al asesoramiento contable y fiscal de las empresas. Junto con algunos compañeros, estaban realizando las gestiones para poder conseguir, mediante un master de adaptación de dos años de duración en la Universidad, la Licenciatura en Administración y Dirección de Empresas. Mi pensamiento empezó a circular a mil por hora. Podía conseguir ese anhelo, el sueño de toda mi vida. Ser universitario. Sin embargo, contesté que era muy tarde para poder cumplir lo que me estaba proponiendo. Le dije a mi interlocutor que cuando me dieran el título estaría a la puerta de la jubilación. Tenía ya sesenta y dos años cumplidos. Su contestación me hizo reaccionar rápidamente. Acepté el envite. Sus palabras, las que me hicieron aceptar eran que él acabaría a los ochenta y cuatro, acababa de cumplir los ochenta y dos.Cual no sería mi sorpresa cuando al reunirme con el resto de compañeros observé que el más joven había nacido en el año mil novecientos cincuenta y uno, estaba a punto de cumplir los cincuenta y dos años.

Aquella experiencia era otra NAU GRAN. La primera a la que asistí. La verdad es que los compañeros hicimos una gran amistad, los profesores se unieron a nosotros, teniendo en cuenta que la mayoría podrían ser hijos nuestros, todos formamos una gran piña. Se forjó un fuerte afecto entre todos que perdura hoy en día.

Ahora, cuando se me presentó esta segunda oportunidad de poder asistir a la Universidad, no lo dudé. Aunque diferente, en algunas cosas, a la otra, tienen muchas cosas en común. Una de ellas, es el compañerismo existente entre todos los componentes del curso. Las materias que estamos dando, aunque distintas algunas, para mí, son un complemento muy importante. Es lo bueno que tiene la NAU GRAN, la gran variedad de materias que logran que alcancemos lo que se persigue, una mayor y mejor cultura. Estoy muy contento de poder estar y participar con todos vosotros de esta experiencia. Hay que tener presente que, tanto en una Universidad como en otra, aunque queramos no debemos, no podemos practicar la canción famosa del Dúo Dinámico “Somos jóvenes”. Dicen que ser viejo es porque uno ya sabe todas las respuestas, nosotros somos menos jóvenes y todavía deseamos poder aprender para que posiblemente un día podamos contestar todas las que nos hagan. Nunca es tarde para aprender. No obstante, hay que tener en cuenta lo que hoy en día nos pesan cada día más los años. Ello me permite dirigirme a la Delegada de Curso y a sus ayudantes, con todo el cariño del mundo, a las que, ante todo, tengo que agradecerles el desinterés con el que están actuando, pero, también deseo recordarles ese peso que se va acumulando sobre todos, es a partir de ahora cuando hay que pensar que pueden venir los problemas achacosos, con ello no quiero insinuar nada de política, lo digo por si alguien piensa que me refiero a los partidarios de Carme. Tampoco hay que pensar en ese problema venidero, el imparable. Dediquemos nuestra energía en buscar más sapiencia que la solución vendrá por sí sola.

Otra de las similitudes que encuentro, no me había olvidado, como es natural la mayoría también podrían ser hijos nuestros, son los profesores que, como en todos los sitios los hay de buenos, mejores y superiores. Hoy, en estos momentos, tenemos entre nosotros a uno de ellos y, desde aquí, quiero remitirle nuestros mejores deseos y agradecimientos por estar en el último grupo, en el de los superiores, aspiración que rogaría se transmitiera al resto del Claustro. Sus clases han sido, son de una calidad extraordinaria, nos han hecho trabajar mucho, han conseguido que prestemos la atención requerida, nos han encargado realizar tareas con las cuales, de seguro, la mayoría de nosotros hemos aprendido a tener un envejecimiento activo. Es lo que ellos esperaban, deseaban. También estoy convencido de que no les hemos defraudado.

Ella, Sacramento, está utilizando todo su entusiasmo y empeño en que este programa de La Universidad continúe. Sabemos que hay gente que critica, desprecia esta acción. Gente que no quiere o no comprende la labor que se está haciendo. Que opina que el dinero que se gasta podría dedicarse a otros menesteres. A nosotros, en realidad nos queda poco, un curso, aunque nos consta que se está estudiando el conseguir que el programa continúe. Sacra, sigue adelante, estamos dispuestos a darte nuestro apoyo moral y material para que ello se haga realidad, no ya por nosotros, que también, sino por los que vienen detrás Últimamente parece ser que los Organos superiores han llegado a un acuerdo. Nos van a ubicar en otro lugar, siempre que sea por el fin y la continuidad deseados, bienvenido sea el traslado.

Sacra, dicen que la sonrisa es la mejor cédula de identidad que tenemos, tú la has tenido todo el tiempo, durante las clases y fuera de ellas, no se ha borrado nunca de tu semblante, ahora nosotros para agradecer esa dedicación, los aquí presentes deseamos que recibas con nuestro cariño y afecto, la mejor de todas nuestras sonrisas. Sacra, muchas gracias por todo.

Alfonso Garrigós
Gandía-La Sabor
30-01-12


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